Después de un mes de noviembre intenso de dar clases en la península, y un poco de vacaciones, retomamos los artículos semanales.
Para esta semana, la primera parte de un tema fundamental: el agua que consumimos, concretamente la embotellada.
En los últimos años, se ha disparado la venta y producción de aguas minerales naturales embotelladas, en contra de un menor consumo del agua potable por la disminución de su calidad. Este aumento se ha producido en toda Europa.
Las aguas minerales naturales son aquellas que provienen de manantiales que brotan desde una gran profundidad, casi siempre a altas temperaturas y que se han acumulado en bóvedas rocosas que pueden estar situadas a cientos o miles de metros de profundidad. Estas aguas tienen beneficiosas propiedades para la salud. Actúan como tonificantes, digestivas, eliminan las sustancias tóxicas de la sangre, y por su contenido en minerales (que pueden llegar a tener 1000 mg por litro) tienen un efecto remineralizante actuando como un regenerador global del metabolismo. Referente a su aporte de minerales, hay que tener en cuenta una serie de factores que son muy importantes.