Cada año aumenta su población y proliferación en nuestras costas y playas insulares. Esto es fruto del aumento de la temperatura media del agua y de la disminución de la población de tortugas marinas.
“Las medusas pertenecen al grupo zoológico de los cnidarios. 'Cnida' significa, en latín, urticante. Los seres vivos que pertenecen a este grupo tienen unas células con forma de bolsita con un filamento lleno de púas enrollado en su interior. Las medusas poseen millones de estas células en sus tentáculos, que pueden alcanzar los cinco metros de longitud. Los extienden a modo de red y cuando una presa (o un 'molesto humano') entra en contacto con ellos, estas células lanzan como un látigo su filamento cargado de veneno.
Se conocen cerca de 4.000 especies de medusas, 300 viven en el mar Mediterráneo” (elmundosalud.com). Aunque la mayoría de medusas provocan una picadura muy molesta aunque no potencialmente peligrosa, existen otras que tienen un veneno comparable o superior al cianuro y que provocan la muerte casi automática, como las que existen en Australia.
En caso de picadura tenemos que acudir a un puesto de cruz roja para que nos atengan, y en su falta dirigirnos al hospital. Especial atención a personas alérgicas, con alteraciones cardíacas y/o respiratorias, niños y ancianos. Los síntomas más leves de las especies no potencialmente peligrosas son dolor, inflamación, ardor, rubor y en ocasiones sangrado.
Los expertos aconsejan como forma de actuar frente a ellas varias recomendaciones. No limpiar la zona con agua dulce sino con agua salada. Otra posibilidad es la de limpiar la zona con una solución al 50% de vinagre y agua de mar. Se debe limpiar, enjuagar y volver a limpiar bastantes veces. Los pescadores utilizaban el agua de mar y orina (por su contenido en urea y amoníaco). No hay que frotar de ninguna forma la zona afectada, aplicar frío con una bolsa de hielo posteriormente a limpiar la zona con agua salada. Se ha de tener en cuenta, que no hay que aplicar directamente hielo de agua dulce. Si quedan restos del tentáculo quitarlo con unas pinzas y/o un guante. Posteriormente, hay que volver a limpiar la zona repetidas veces. Es más que aconsejable llevar una muestra de la medusa que nos ha picado a los servicios médicos y/o de urgencia, utilizando para ello algún útil que permita cogerla y transportarla sin que entre en contacto directo con nosotros. Es recomendable proteger la zona de los rayos solares inmediatamente. La persona que ha sufrido la picadura tiene que ser observada en las siguientes horas ya que puede ser hipersensible y aparecer complicaciones como fiebre, nauseas, convulsiones, calambres musculares, alteraciones ritmo cardiaco o respiratorio, etc.. Hay que recordar que las personas que han sido picadas una vez tienen el organismo sensibilizado, por lo que una segunda vez provocaría generalmente una reacción aún más severa.
Como remedios auxiliares naturales – en el caso de que no tengamos acceso a los recomendados por el médico o servicio de urgencia – podría ayudar, la aplicación sobre la zona de un gel o pulpa de aloe vera, realizando numerosas aplicaciones a lo largo del día. La crema de caléndula y vitamina E en aceite aplicado externamente también puede ser de ayuda. Ante una picadura no hay que tomarse el tema a la ligera y hay que dirigirse a un servicio sanitario.
Art. 246/373 (27-08-2006) - Dominical, Mundo Natural (Diario de Ibiza)
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